Edadismo, una nueva forma de discriminación. ¿Soy mayor, pero no idiota o somos todos idiotas?

 

Aunque esta palabra aún no ha sido recogida por la RAE, el edadismo tiene una definición muy sencilla: discriminación por edad. Un problema que con el paulatino envejecimiento de la población mundial, afecta a millones de personas. Y en el futuro afectará a los jóvenes de hoy.



Los profesionales más implicados en el cuidado de las personas mayores perciben discriminación tanto directa como indirecta e incluso trato desigual a las personas mayores. (Revista Española de Geriatría y Gerontología, octubre 2016).

El edadismo puede, en los casos más extremos, desembocar en maltrato físico o psicológico. En 2019, la Confederación Estatal de Mayores Activos (CONFEMAC) en colaboración con el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, puso en marcha el primer teléfono gratuito contra el abuso y el maltrato a las personas mayores. En él se atienden casos de contenido físico, psicológico, económico e incluso contra la libertad y los derechos básicos.




El edadismo es un "ismo", un estereotipo, bastante difuso. ¿A partir de qué edad las personas son tratadas de un modo diferente, de modo discriminatorio? Me atrevo a pensar en la alta probabilidad de que sufran múltiple discriminación cuando junto a la edad confluyen otros factores de discriminación: mujeres, personas con discapacidad o con diversas identidades de género. 


Sin embargo, el edadismo es hoy en día triste noticia de actualidad como discriminación financiera.


https://prnoticias.com/2022/01/17/los-mayores-vs-los-bancos-ceoma-intercede-por-la-eliminacion-del-edadismo-y-sienta-un-precedente/


La tendencia a la digitalización de las operaciones financieras y a la eliminación de las oficinas físicas, supone para muchos mayores una cada vez mayor exclusión financiera. No se sienten capaces de interactuar con los cajeros automáticos y menos aún con las aplicaciones  de operativa digital.

Y se han hartado. Y han lanzado una campaña de recogida de firmas para exigir atención personal en las sucursales bancarias. Y ya llevan más de 350.000 firmas.


"Soy mayor, pero no idiota"


Los mayores sienten que, después de captar sus pocos o muchos ahorros, las entidades financieras los abandonan porque, ante el bajo precio del dinero, ya no les resultan interesantes ni rentables. 

El tremendo impacto social de esta iniciativa pone en evidencia el egoísta abandono de la sociedad digital. No hay duda de que la brecha digital se ha convertido en un un nuevo factor de exclusión social. Y como la brecha digital tiende a intensificarse, la Administración debe intentar minimizar su impacto y garantizar los derechos sociales de los ciudadanos, independientemente de su edad. 


Para finalizar, me gustaría dejar abiertas a debate varias preguntas que me resultan interesantes:

¿Es ya hoy en día imposible llevar una vida al margen de Internet?

¿Debe la Administración legislar específicamente sobre vejez y envejecimiento?

¿Se ha intensificado el edadismo durante la pandemia del Covid-19? ¿Ha discriminado la sociedad a las personas de edad avanzada confinándolas en sus propias residencias dónde se ha registrado una mortalidad 20 veces mayor?


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